Decimos que el mundo está constantemente cambiando, pero en realidad los que cambiamos somos nosotros; nuestras aspiraciones, nuestras necesidades, nuestra forma de ver y afrontar la vida; por supuesto que la innovación existe y que con ella cambiamos el entorno para hacerlo más acorde a nuestras necesidades presentes y futuras.
La tecnología ha venido a acelerar ciertas cosas y ha supuesto en buena medida, un cambio en nuestras acciones y actitudes, pero las preguntas que me hago constantemente son ¿Hemos cambiado también como humanos? ¿Será que la tecnología y la innovación nos han hecho distintos? ¿hemos evolucionado al grado de no necesitar de otros? ¿las redes sociales y tanta comunicación virtual ha hecho que no requiramos de alguien a nuestro lado para conversar? 
Yo pienso, quiero y necesito pensar que no, los seres humanos somos mucho mejores cuando estamos con otros, cuando nos nutrimos de nuestras diferencias y podemos escuchar y discutir los temas frente a frente; logramos muchas más cosas cuando lo hacemos acompañados y en colaboración con otros, en especial cuando son amigos y comparten no sólo herencias y valores, sino también objetivos y sueños.
Este es el caso de Sonora y Arizona, es mucho, pero mucho más lo que tenemos en común que nuestras diferencias, y aún éstas, cuando las ponemos a trabajar a favor de ambos, logramos que sean complementarias y nos lleven a nuevos lugares; a pesar de estar en distintos países y con diferentes leyes, compartimos una cultura común que nos hace emprender proyectos y tareas de forma conjunta, yo no conozco a nadie en Sonora y en Arizona que no esté relacionado con alguien del otro lado; es raro charlar con una persona de negocios y que no hable de cómo hacer negocios con alguien de la región, sin importar si está de uno u otro lado de la frontera; lo mismo pasa con la innovación, hay un sinfín de espacios y lugares en donde emprendedores y soñadores de cualquier lado pueden encontrar apoyos y mercados que ayuden a que sus proyectos y sus sueños se puedan ir convirtiendo en realidad.
Pongamos sólo sobre el papel lo que significa ser una comunidad bilingüe, con acceso a dos mercados enormes, el norteamericano y el latinoamericano, con el conocimiento de primera mano de las necesidades de ambos, y con un enorme talento creativo que permite pensar que esas fronteras que vemos ahora con temor no sean otra cosa que la catapulta que necesitamos para lanzar cualquier proyecto conjunto que se nos ocurra. Pocas regiones del mundo tienen este potencial, que en términos de innovación es verdaderamente extraordinario, muchas menos se han dado cuenta que lo tienen y me atrevo a pensar que nuestra región es casi única en ese sentido.
No hemos evolucionado para deshumanizarnos, en realidad estamos evolucionando para ser más incluyentes, más arrojados y más emprendedores, con mayores posibilidades de resolver necesidades locales y globales, pero sobre todo, no hemos evolucionado para hacer las cosas solos, sino acompañados.