El proceso de Innovación, es cierto, inicia en dos posibles lugares, a veces ambos: curiosidad y necesidad.
Pero independientemente de cuál sea el detonador, una vez que la decisión de innovar sea ha instalado en nuestras mentes y metas, llega el problema más elemental: innovar qué, cómo, cuándo, dónde, quién… un montón de preguntas se aparecen y llenan esas páginas en blanco y entonces aparece el bloqueo; ese bloqueo que desesperadamente queremos evitar esperando ese momento divino que llamamos inspiración.
Y el problema con la inspiración es que es caprichosa, llega cuando quiere, si es que quiere, y además trae lo que se le viene en gana; y como es de esperar, no siempre sirve para lo que andamos buscando; muchas veces, eso que trae es atractivo, nos seduce con las posibilidades que presenta, pero eso trae otro problema, ¿recuerdas tus metas? ¿esas que estabas convencid@ de necesitar y querer alcanzar? Sí, ¡esas mismas! Y lo que estás haciendo en este momento, es desenfocarte, tus esfuerzos están inclinándose peligrosamente hacia un lugar al que no has planeado ir. En dos palabras, ahora tienes bloqueo y desenfoque.
Pero eso tiene solución, se llama Creatividad, y lo que trae consigo es que logra que se te ocurra lo que necesitas. ¡Cool! Creatividad mata carita. Pero requiere disciplina, trabajo y, mejor aún, técnica. Igual que el control de calidad, o las finanzas, o la manufactura; para crear hay metodologías, técnicas y modelos que posibilitan que se te ocurra lo que necesitas que se te ocurra. Tú conoces algunas formas de utilizarla, la más socorrida es la típica y aburridísima lluvia de ideas: pones un papel en blanco frente a ti y empiezas a escribir, si tienes equipo de trabajo, cada uno de sus miembros va diciendo sus ideas una a una, y tú las vas anotando. El problema con este tipo de ejercicios es que buscas soluciones, vas evaluando cuidadosamente cada idea, y antes de que se formen las vas descartando una a una, y pronto, muy pronto, esa lista se termina. La miras y sólo ves esas mismas cosas que ya has intentado o que has visto fuera, en el mercado con la competencia. Y eso no sirve para innovar.
¿ Y si te vas poniendo menos seri@ y le das un giro a la lluvia de ideas? ¿ Y si vivieras en un mundo de caricatura, generarías las mismas ideas? Por ejemplo, en un mundo de caricatura nada grave te puede suceder, ahí la piel se estira y los autos vuelan y se hacen maletín; en el mundo de caricatura las llantas son de chocolate y la carretera cambia de lugar para llevarte más rápido a donde vas. ¿Ves cómo es posible pensar distinto si cambias las reglas? Haz una lluvia de ideas en donde todo se valga, como en las caricaturas, una lluvia de ideas en donde equivocarse no tiene consecuencias. Verás como la lista crece. ¿Y si vas más lejos y cambias otra regla? ¿Qué crees que pasaría si en vez de listar ideas, listas preguntas? ¿Qué preguntas harías? Por ejemplo, ¿Por qué todos los carros tienen cuatro ruedas? ¿Tiene que ir el volante siempre en el mismo lado? ¿Por qué las llantas de los carros no pueden ser esféricas? ¿Ves? Preguntar es más divertido y abre más posibilidades.
Así es como la creatividad mata carita. Hay infinidad de técnicas para ejercerla, te muestro algunas: decenas y decenas de variaciones a la típica lluvia de ideas (ya te he contado apenas dos), relaciones entre objetos, transformaciones, descripciones, la mayéutica socrática, escarabajos (una maravillosa técnica que se potencia por seis con cada iteración), flor de loto (cuando quieres inspirarte en otros), la imitación, analogías, el juego de los sombreros, los cuestionamientos, la ficción y fantasía, palabras aleatorias, y un largo etcétera que dependerá de qué y cuánto en verdad quieras crear.
La creatividad no tiene por qué ser algo que simplemente te sucede de vez en cuando, puedes hacer que se haga un hábito, aprende cada semana o cada mes una técnica nueva, aplícala en tu vida diaria, en tu trabajo, en tu casa, en tu escuela; seguro no te arrepientes porque irás encontrando caminos nuevos que has tenido escondidos desde siempre en ese rincón de tu cerebro que llamamos imaginación.