Con cierta frecuencia me solicitan que colabore con empresas en la creación de sus equipos de innovación, o, mucho más frecuentemente, que los ayude capacitando a su equipo de innovación porque piensan que algo les hace falta, “como que están en un bloqueo o atorados“, me dicen, “creo que les hace falta una visión distinta“. Por supuesto que lo hago con gusto, pero también con la conciencia de que el reto no será sencillo.
Lograr que en una empresa se conforme un verdadero equipo que se dedique y sepa hacer innovación se dice mucho más rápido de lo que se hace; en un equipo de innovación las palabras clave son, en primer lugar, equipo, y después innovación; así pues, lo primero que hay que hacer es conformar el equipo de trabajo.
Cuando les pido que me presten a x número de su personal para entrenarlos en prácticas efectivas para trabajar en equipo, casi siempre incluyen a cierto nivel jerárquico de la empresa, y normalmente de las áreas de producción o ingeniería. Yo siempre insisto en que debemos conformar un grupo de personas que provenga de varios niveles jerárquicos y, de ser posible, de la totalidad de las áreas de la empresa: Una de las premisas de los equipos, y también de la innovación, es precisamente el aprovechamiento de las diferencias, y si sólo tenemos personas más o menos iguales, con profesiones y ocupaciones más o menos parecidas, esas diferencias se reducen al mínimo, y con ello, también reducimos su capacidad de innovar.
Esta etapa inicial es la que nos permite conocer y descubrir talentos dentro de la empresa; unos que confirman la evaluación que siempre hace la empresa, pero invariablemente surgen otros que no había sido identificados; también pasa al revés, algunas estrellas no brillan tanto como se suponía. Es momento de tomar decisiones, y una de ellas es la de seleccionar a los que seguirán la aventura de la innovación; los que no, regresan a sus labores con un nuevo arsenal de herramientas y habilidades para trabajar en equipo; serán grandes aliados en las estrategias posteriores.
Todas las metodologías de innovación tienen una fase, o paso, en donde es necesario generar ideas, y se tiene la mala costumbre de dar por sentado que las personas somos capaces de generar y lanzar ideas como si fueran dulces una tras otra; la verdad es que no, la deformación profesional que resulta de pasar años en el sistema educativo actual, y los años de trabajar en la empresa haciendo las cosas como se hacen aquí, termina limitando nuestra capacidad creativa.
Por lo mismo, a este grupo de personas, los entrenamos en técnicas de creatividad; varias y variadas, suficientes como para que sean capaces de eliminar los bloqueos característicos de las lluvias de ideas, especiales para hacer que la caja donde piensan normalmente desaparezca; algunas son simples, otras complejas; unas metódicas y otras libres como el viento; algunas son divertidas y otras un poco tediosas, pero todas ellas son efectivas; quien aprende a usarlas logra que la inspiración venga cuando la necesitan y traiga lo que andan buscando, lo cual no es poca cosa.
De nuevo la decisión de seleccionar a los que continuarán, y de nuevo enviamos a los que no a sus lugares de trabajo, con más y mejores herramientas para solucionar problemas y proponer nuevos proyectos; ellos son aún mejores aliados en las futuras estrategias de cambio.
El equipo resultante, es la base del equipo de innovación; son los responsables de generar los nuevos proyectos, de crear las nuevas soluciones para la empresa, ya sea en productos, servicios o procesos, o todos ellos juntos. Por lo mismo, ellos reciben entrenamiento en metodologías de innovación, tantas como sean necesarias en el tiempo que se dedican a innovar.
Y quiero destacar aquí la palabra y el concepto de tiempo, porque no es bajo ninguna circunstancia un tiempo corto; las técnicas de trabajo en equipo y las de creatividad necesitan practicarse hasta que se hacen hábito, las interacciones entre personas y esquemas de pensamiento, así como culturas y expectativas, además de las diferentes (de)formaciones profesionales, tienen que ir construyendo la cultura y la metodología de innovación de la empresa; y eso lleva tiempo. Tiempo que se aprovecha en proyectos de innovación que poco a poco se van haciendo más complejos y ambiciosos, pero también mucho más exitosos.
Al final, lo que las empresas tienen es un equipo profesional de innovación, que no sólo innova productos y servicios, sino que transforma la empresa y la prepara para ese futuro que en muchos casos ya llegó.
Si tu empresa necesita un equipo de innovación, no dudes en contactarme, yo te puedo ayudar.